Un incendio forestal es un fuego descontrolado en un bosque, causado por motivos naturales o por la mano del hombre. Estos pueden ser más o menos devastadores, y, desgraciadamente, muy comunes en nuestras latitudes de clima mediterráneo.
Estas semanas hemos presenciado cómo ha habido terribles incendios forestales, como en Gran Canaria, Estepona o los del Amazonas, que en el momento de escribir estas líneas son foco de preocupación del mundo entero.
¿Pero qué sucede cuando todo ha pasado? ¿Qué procesos, mecanismos y procedimientos se dan tras un incendio forestal? Sobre eso queremos poner hoy el foco en el blog de Ibiza Sostenible.
Lo que pasa tras un incendio forestal
Cuando hay un incendio de forma natural
La naturaleza es como aleatoria. Por tanto, no se puede confiar en que no haya incendios de forma natural.
Volcanes, rayos, combustión espontánea o rocas que se caen y hacen chispa son algunas causas de los incendios forestales naturales. Ahora bien, no es lo normal, motivo por el cual se dice (no sin razón) que la mayoría de incendios en bosques son a causa de la mano del hombre.
Los incendios «forman parte» de un bosque, aunque no lo parezca. La naturaleza tiene la capacidad de autoregularse con el paso del tiempo.
Cómo afecta un incendio al entorno
Un incendio, como cualquier desastre natural, se trata de un proceso de transformación repentino en un entorno que no está acostumbrado a los mismos. En este caso, el contexto de un bosque.
Cuando hay un incendio (provocado o no), a nivel ecológico supone un desastre, ya que se destruye el ecosistema del que viven muchas plantas y animales. Y, obviamente, es un detrimento en la calidad de vida de los animales y personas de alrededor. También supone una elevada emisión de gases de efecto invernadero y se fomenta la erosión del suelo, al no existir capa protectora.
Lo que se dice un desastre.
Qué se hace tras un incendio
Primeramente, los equipos técnicos especializados realizan una evaluación de cómo ha podido ser el incendio (natural, humano no intencionado, humano intencionado…) y se actúa en consecuencia.
Por ejemplo, no es lo mismo que la causas sea una botella rota, que haya caído un rayo en un matorral seco o que alguien haya quemado el monte para conseguir tierras de pastoreo.
Una vez hecho esto, se deriva la causa a los organismos judiciales pertinentes (en caso de ser por causa humana) y se procura que no vuelva a pasar.
Una vez hecho esto, un equipo de expertos en biodiversidad y técnicos forestales se encargará de revisar la biodiversidad vegetal de la zona y trazará un plan de acción. Aquí se nos abren varias cuestiones:
- ¿Las plantas de la zona son pirófilas? Existe cierta variedad de especies vegetales que «conviven» con el fuego, y son más resistentes al mismo. En cierta medida, lo necesitan para el desarrollo de su bosque.
- ¿Puede volver a pasar? Los incendios, normalmente, tienen una réplica a los X años, ya que la situación se vuelve más inflamable.
- ¿El bosque necesita una rápida recuperación? A fin de mantener la biodiversidad, no siempre lo más recomendable es ir plantando bosques de vivero.
En este punto, serán los Ingenieros Técnicos Forestales quienes tendrán la última palabra, una vez habiendo evaluado la situación previa del monte.
Idealmente, la repoblación tendrá que hacerse con toda la celeridad posible y con especies autóctonas, para que así el riesgo de réplica del incendio sea menor y se pierda tantas propiedades del suelo.
Por supuesto, lo más importante con los incendios forestales es que no ocurran o, al menos, no por la mano del hombre. La responsabilidad ciudadana juega aquí un papel fundamental para que estos desastres naturales sean cada vez menos habituales.